lunes, 15 de junio de 2015

Conferencia "Los límites y sus fantasmas. Bordes y desbordes de grandes y chicos"

Licenciada "Marina Ajzenwaswer"


Marina plantea en su conferencia la posición que tenemos y tomamos los educadores hoy en día, en relación a nuestra actitud con los niños, frente a diversas situaciones que se nos presentan en el aula. Planteando la posibilidad de brindarle contención, ayuda y apoyo al niño, desde un lado contenedor y no a raíz de premio/castigo.

Marina habla de las posibilidades que tenemos los docentes de ponerlos en el lugar del niño, comprender que el mismo puede tener diversas emociones (enojo, cansancio, aburrimiento) y que no todo lo que hace el alumno lo realiza con intención alguna de molestar al docente, sino que  a veces no sabe cómo transmitir lo que le sucede y, en algunos casos, hasta no sabe qué es eso que le sucede. ¿Podemos plantear la importancia de comprender al niño? ¿Cuantas veces nos podemos a pensar en lo que le sucede? ¿Será que  porque queremos que haga lo mismo que los demás niños lo retamos y /o llamamos su atención?

El niño tiene el derecho de enojarse, llorar. Nosotros como educadores deberíamos acompañarlo al niño, desde un lado afectivo y contenedor, poniéndole en palabras  lo que sucede, ya que el mismo a veces no sabe explicarlo, como ya mencionamos. Podemos brindarle al niño comentarios como: "estás cansado", "tenes sueño", "yo quiero que estés bien". Al escuchar dichas palabras de Marina se me ocurrieron diversos interrogantes: ¿Acompañamos al niño desde un lado afectivo y contender? ¿O mayormente lo hacemos desde el lado del reto? Considero que es muy importante hablarle al niño y poner en palabras lo que a él le sucede y expresa mediante su desenvoltura en el aula

Marina en relación al título de la conferencia plantea que los "fantasmas opacan la posibilidad de desentenderme y ponerme en el lugar del otro”. Planteando que "existen otros puntos de vista, más allá del nuestro ", haciendo hincapié en el niño, y nuestra actitud frente a las acciones o situaciones que el chico produce o en las que se encuentra. Los docentes somos grandes modelos para los niños, ¿Podremos entonces pensar en ellos, y no solo en nosotros? ¿Podremos abarcar la posibilidad de arribar los límites de otra manera? No mediante el castigo o generando situaciones como  por ejemplo, "te vas a la sala de lo más chiquitos", dicho comentario es muy utilizado en las escuelas, ¿Cómo podremos modificarlo? ¿Qué significa decirle al niño esto? ¿Cómo afecta en el niño ir a la sala de los más pequeños?

Marina invita a reflexionar acerca de lo siguiente " ¿Quién más que un niño va a querer perder el afecto y cariño del adulto (padre /docente)? Esto nos hace ruido para poder pensar en lo que les pasa". Marina continúa haciendo hincapié en la comprensión, en entender que el niño no hace  apropósito lo que hace, sino que es  algo que  le sucede, son emociones que tiene y las expresen mediante impulsos. Los docentes debemos poner en funcionamiento aún más nuestra parte afectiva, brindarle al niño un abrazo y atender sus necesidades, disminuyendo la posibilidad de "castigo" o "reto".
Propone superar esta parte de premios y castigos y aprender a autoevaluarnos como educadores. Dicha afirmación me invita a pensar acerca de lo poco que el docente se evalúa, o lo poco que trabaja en una propuesta mejor, ya que a veces es más rápido y mas fácil retar al niño o finalizar con lo que "está haciendo mal". ¿Porque será que esto es así? ¿Cuándo le decimos  “está mal eso “o “no eso no se hace? Le estamos explicando al niño porque?

El alumno “debería saber lo que puede hacer  y lo que no puede hacer”. El niño al pensar "quiero ese camión" es difícil que piense en no sacárselo al niño que lo tiene en ese momento, porque la docente se va a enojar. Es muy difícil para él interiorizarlo. Debemos acompañarlo mediante palabras, explicándole al niño lo que no puede interiorizar, ya que nuestro deber como docente es hacer sentir bien al niño.

Planteando la posibilidad de reflexionar a raíz del lugar que nos toca como educadores, como nos enfrentamos a las situaciones que suceden día a día en el aula, como ponemos los límites a los niños. Planteando el propio reconocimiento de nuestras actitudes y acciones que se dan en el entorno de la "escuela", ya que la misma es una posibilidad para el alumno y es nuestro deber cumplirlo, de una manera en que el mismo pueda sentirse a gusto, contendido y a la vez se le brinde educación. Hoy en día es muy normal "retar" al niño, sentarlo en una silla, dejarlo sin jugar, porque el mismo hizo algo que no debería haber hecho. ¿Cómo hacemos para modificar estas situaciones? ¿Podremos reflexionar a partir de las palabras de Marina?

También al autoevaluarnos como docentes debemos incluir dichos aspectos en relación a nuestra desenvoltura en la clase, ya que varios aspectos intervienen en nuestro manejo hacia los niños  y hacia diversas situaciones. El contexto, nuestra crianza, lo pedagógico, lo socio-político-cultural, y demás son aspectos que influyen al momento de toma de decisiones. El docente también tiene muchas cosas en las que debería reflexionar para ayudar al niño.
Los docente tenemos más poder que los niños, ¿es por ellos que actuamos de determinada manera? ¿No somos el modelo a seguir para el alumno? ¿Qué obtenemos los docentes retando al niño o llevándolo a otra sala? ¿Qué les enseñamos con esto?  Deberíamos reflexionar acerca de las situaciones que vivimos en el aula, en que situaciones debemos  llamarle la atención, en cuales apoyarlos, contenerlos y demás.  Cerrando con dicho texto me centro en pensar acerca de la relación alumno-docente y el  manejo de este último frente a determinadas situaciones diarias que se nos presentan en el colegio. 

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